miércoles, 13 de abril de 2011

Necesitamos mejorar nuestra conducta

La sociedad se queja constantemente del deterioro del medio ambiente, año el Dagma recibe 12.500 quejas. La contaminación de canales de aguas lluvias y lagos afectan el Oriente y Sur. En el Norte, fábricas de Yumbo generan impacto. Las entidades municipales insisten en que la principal causa de la contaminación es la falta de cultura ciudadana. Para darnos cuenta de este daño que ocasionamos basta recorrer el Norte y percibir el orlo a vinagre y algunas veces a huevo podrido proveniente de algunas fabricas de Yumbo, en el sur, la contaminación de los lagos y las malas conexiones del alcantarillado. En el Oriente tampoco es muy buena la situación, la contaminación de los canales de aguas lluvias por el depósito de basuras y escombros genera un ambiente de podredumbre en barrios de este sector. Y aunque la emisión de gases vehiculares sea uno de los temas que más preocupa a las entidades reguladoras del medio ambiente, en el centro los comerciantes se asfixian con las descargas de humo de antiguos buses de servicio público. Según las estadísticas que maneja el Dagma, en el año se reciben cerca de 12.500 quejas por problemas ambientales en la ciudad. Y el promedio diario es de aproximadamente 40 reclamos. “Aunque recibimos muchas quejas, en todos los casos cumplimos con los procesos de estudio y solución de la problemática”, asegura la coordinadora de calidad ambiental del Dagma, Yaneth Alegría. Emcali advierte que el problema no es sólo de las entidades, sino de la falta de cultura ciudadana que existe en la ciudad para la conservación y respeto de su medio ambiente.
 Sitios que hacían parte del paisaje natural se han convertido en focos de malos olores y enfermedades. “Es increíble que nuestros lagos y ríos terminen siendo meras alcantarillas. Esto no puede seguir así, los olores son demasiado fuertes y nadie hace nada”, expresa Amparo Valencia, miembro de la Junta de Acción Comunal, quien hizo el recorrido con El País por los sitios afectados. Funcionarios de Emcali aseguraron que ya están al tanto del problema y que se está trabajando en posibles soluciones, aunque hicieron énfasis en que para la entidad municipal es muy difícil controlar las intervenciones que las personas realizan en sus hogares. Muchos de los habitantes han tenido que suspender sus salidas a hacer ejercicio por el mal olor que se percibe en los alrededores. “Cuando salgo a caminar el olor a caño me fastidia demasiado. Se supone que uno sale para respirar aire fresco y puro y no para sentir un olor a podrido”, afirma Antonio Palacio, quien hacia sus ejercicios cerca al Río Lilí.
 Emcali insiste en que la problemática radica en la falta de cultura ciudadana de los caleños hacia la conservación de su medio ambiente. Ante esto, la entidad ha destinado un presupuesto de $35.000 millones en un proyecto, que junto con la Fundación Carvajal, espera convertir los canales en sitios de recreación donde las personas no depositen basuras sino que pasen la tarde con su familia. Aun así es necesario que los ciudadanos tomen conciencia del papel tan importante que deben ejercer para poder superar todos estos inconvenientes y poder disfrutar de ese medio ambiente que todos esperamos tener.

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